En el marco de un nuevo aniversario del descubrimiento del petróleo, en Chubut no hay absolutamente nada que celebrar. Lejos de ser una fecha de orgullo y desarrollo, hoy el sector petrolero atraviesa una de las crisis más profundas de su historia en la provincia.
Más de 9.000 trabajadores y trabajadoras del sector se encuentran en la calle o con su continuidad laboral seriamente amenazada. La paralización de la actividad, el cierre de empresas de servicios y la falta de un plan claro han dejado a miles de familias chubutenses en una situación de extrema incertidumbre.
La retirada de YPF, histórica empresa emblema del desarrollo energético nacional y provincial, marcó un punto de quiebre. Su salida de áreas clave no solo significó menos inversión y producción, sino también pérdida de empleo, caída de la actividad económica y abandono de yacimientos que durante décadas sostuvieron a la región.
A esto se suma la ausencia total de políticas públicas que permitan sostener el trabajo, atraer inversiones genuinas y garantizar un futuro para la industria. Ni el gobierno nacional ni el provincial han dado respuestas concretas frente a una crisis que avanza día a día.
Mientras se multiplican los discursos y los actos simbólicos, la realidad golpea con fuerza: hay trabajadores sin empleo, pymes al borde del cierre y comunidades enteras que ven apagarse su principal motor económico.
Por eso, en este Día del Descubrimiento del Petróleo, no hay lugar para festejos vacíos. Lo que se necesita con urgencia son decisiones políticas, inversión real y un compromiso serio con el trabajo y la producción en Chubut.
