En medio de la profunda crisis institucional y sanitaria que atraviesa la provincia del Chubut, se conoció la posible designación de la ex diputada nacional Ana Clara Romero en un cargo del Directorio del Instituto de Seguridad Social y Seguros (ISSyS), organismo responsable de la obra social de los chubutenses.
La noticia generó un fuerte repudio político y social, no solo por tratarse de una decisión netamente política en tiempos de crisis, sino también por quién es Romero y el contexto en el que su nombre vuelve a ser promovido.
Ana Clara Romero, abogada y dirigente del PRO, fue candidata a diputada nacional en 2025 dentro de la alianza provincial Despierta Chubut, y quedó fuera de la Cámara de Diputados tras una contundente derrota electoral, incluida en su propia ciudad (Rada Tilly) donde su espacio sufrió una caída de votos significativa respecto de elecciones anteriores.
La eventual designación de Romero en el ISSyS, mientras los médicos y prestadores de salud están sin cobrar sus honorarios y suspenden la atención a afiliados por falta de pago, es percibida por diversos sectores como un gesto de política de escritorio, alejado de las verdaderas necesidades de la comunidad.
Más aún, este nombramiento ocurre a escasos meses de una elección donde Romero no logró renovar su banca en la Cámara baja, y su regreso a un cargo de relevancia dentro de la administración provincial parece responder más a cuestiones de alineamiento político interno que a criterios técnicos de gestión en salud pública.
Desde distintos espacios opositores y organizaciones sociales se ha cuestionado que, mientras el ISSyS está sumido en una emergencia por impagos, deudas y la suspensión de prestaciones con la obra social, se privilegie el armado político y la colocación de figuras que no cuentan con respaldo electoral reciente ni una trayectoria específica en gestión sanitaria.
La posible designación de Ana Clara Romero en el ISSyS también pone en evidencia una práctica que muchos analistas políticos definen como recompensa política y clientelismo partidario, en un contexto en el que la provincia demanda soluciones urgentes para garantizar atención médica y sostenibilidad del sistema de salud.
En un momento en que la crisis sanitaria golpea fuerte a la población chubutense, y con el ISSyS en el centro de la polémica, la decisión de incorporar dirigentes con reciente rechazo electoral profundo plantea interrogantes sobre las prioridades del gobierno provincial y su compromiso con la gestión responsable y técnica de un servicio esencial.
