La Legislatura del Chubut volvió a quedar paralizada este jueves por una maniobra que ya empieza a convertirse en un sello del oficialismo. El bloque que responde al gobernador Ignacio “Nacho” Torres se levantó del recinto y dejó sin quórum la sesión, justo antes de abordar uno de los temas más sensibles y urgentes de la provincia: la crítica situación del sector pesquero.
La sesión incluía el tratamiento de iniciativas vinculadas al presente y futuro de la pesca en Chubut, un sector que atraviesa tensiones laborales, caída de actividad, falta de definiciones regulatorias y creciente malestar entre trabajadores y empresas. El debate era esperado no solo por la Legislatura, sino también por comunidades costeras, sindicatos y el sector productivo, que reclaman decisiones claras desde hace meses.
Sin embargo, la retirada del bloque oficialista —coordinada y sin explicaciones convincentes— desactivó la sesión en cuestión de minutos. El gesto generó un fuerte rechazo político y social, y dejó planteada la sospecha de que el oficialismo buscó evitar un debate incómodo para el gobierno de Torres, cuya gestión es señalada por su inacción y falta de rumbo en materia pesquera.
Desde los distintos bloques opositores no tardaron en expresar su repudio. Calificaron la maniobra como un “abandono de responsabilidades” y advirtieron que el oficialismo está utilizando el quórum como herramienta de bloqueo cada vez que asoman temas conflictivos o que exponen desorden interno dentro del propio bloque de gobierno. También remarcaron que este tipo de episodios se repite con frecuencia inusual desde el inicio de la actual gestión.
Más allá del impacto inmediato, el episodio dejó al descubierto un problema mayor: la falta de conducción política en el oficialismo y la incapacidad del gobernador Torres para ordenar a su propio espacio legislativo. La Legislatura, que debería funcionar como ámbito central del debate democrático, queda así atrapada entre disputas internas y estrategias de evitación que profundizan la crisis institucional de la provincia.
El clima en torno a la pesca —ya complejo por sí mismo— se agrava ante la ausencia de definiciones. Mientras los trabajadores reclaman certezas y las empresas advierten sobre la pérdida de competitividad, la política provincial vuelve a quedar paralizada por un oficialismo que no logra sostener ni siquiera el funcionamiento básico del recinto.
Con la sesión caída, ahora se espera una nueva convocatoria. Pero la pregunta que queda flotando es cada vez más evidente: ¿está dispuesto el gobierno de Torres a afrontar los debates que la provincia necesita, o seguirá retrocediendo cada vez que el tema le resulte políticamente riesgoso?
